El mes de junio suele caracterizarse por ser el mes donde se finalizan algunos de los ciclos que forman el día a día, lo cotidiano. Se termina un nuevo curso escolar en todas sus etapas. Los pequeños los tendremos en casa desde por la mañana hasta la mañana siguiente, vamos, todo el día, sin permitirnos ese respiro que se necesita sin tener que pensar en su cuidado porque otrora sabemos que están en "buenas manos". Se termina la primavera, para dar paso a una nueva y deseada estación meteorológica que nos invita a salir, a viajar, a acostarnos más tarde, a disfrutar, a hacer planes de futuro. Esperamos el verano. Se terminan en las empresas los horarios alargados y partidos y se nos permite hacer un "horario de verano", más corto y continuado, como por merecimiento propio. Como estamos ya en el cuarenta de mayo, la ropa de abrigo va pasando a los roperos y damos paso a prendas más acordes con las altas y estables temperaturas. En la cama, sobra ya casi todo. Se suelen terminar algunas de las larguísimas series televisivas que nos habían tenidos atrapados al sofá horas y horas, y nos anuncian que habrá una "nueva temporada" y se grabarán nuevos y atractivos episodios. Algunas de las obligaciones que manteníamos a lo largo del año, también las vamos dejando "hasta que pase el verano", porque ya el termómetro pasa con creces de los 35º y es que no apetece, a pesar de lo bien acondicionado que está todo. Se suele terminar, para quien tiene trabajo, su jornada laboral anual y espera con ansias el período vacacional para cambiar hábitos, sitios y ocupaciones.
Ójala que tambien pudiera éste buen mes de junio finalizar con la crisis económica, finalizar con la pobreza, finalizar con el hambre, finalizar con las enemistades, finalizar con las guerras, finalizar con la violencia de género, finalizar con las envidias, finalizar con ........ Añadamos cada cual su deseo. Por pedir que no quede, ya que tal vez esté en las manos de alguien el poder poner fin a cualquiera de ellos.
CALAÑAS, 2013