jueves, 20 de enero de 2011

DON JUAN MANUEL NARANJO SOLTERO

Juan Manuel Naranjo Soltero, nace en Calañas el 26 de octubre de 1910, donde su padre (Emilio Naranjo Lossa) ocupaba la Secretaría del Juzgado y donde contrae matrimonio con una calañesa (Mariana Soltero Llanes) y que con apenas 11 años se marcha a Sevilla.Estudió en la Escuela de Artes y Oficios y Bellas Artes de Sevilla, donde en 1.931 obtuvo un premio en la modalidad de Anatomía artística y dibujo del natural en movimiento, y también en el Conservatorio de Música. Fue también escultor y pintor, discípulo del imaginero Sebastián Santos Rojas. Las dos primeras esculturas que hizo fueron la de la Virgen de los Dolores y Padre Jesús Nazareno y que fueron donadas a la Parroquia de Calañas en la década de los 50.
Empezó tocando el piano y pasó varios años en América y Madrid fijando su residencia en Sevilla, donde monta una Academia Artística en el número 20 de la Calle Redes, por la que pasaron grandes figuras de nuestro folklore. Como compositor actuó junto a Quiroga, Quintero, Solano y León, componiendo cientos de canciones para artistas y para películas. En la Feria de Calañas de 1.953, compuso la letra y música del pasodoble “Eh quieto ahí” (Parte de la letra: “tenemos un presidente tan flamenco y tan juncal, que lo mismo mata una liebre que negocia el mineral) que se cantaba en la Caseta del mismo nombre. En 1.956, escribe, entre otras, la marcha de procesión La Soledad que aún sigue oyéndose en las cofradías sevillanas. Sin apenas haber cumplido los 58 años, un buen día, y después de estar aquejado de dolencias varias, un Domingo de Resurrección, subiendo la escalera de la casa de su hermano Luis, parece ser que cayó produciéndose una herida en la cabeza. Casa de Socorro de Triana. Hospital Central. Trombosis. Fallece a los pocos días. En su mesa de trabajo, las partituras sin terminar de unas sevillanas. 
          A principios del año 2023, descendientes de Juan Manuel (más de 50) realizan una visita a Calañas con la idea de rememorar y volver a pisar las calles y lugares que frecuentaron sus antepasados. En la jornada les acompañé junto a mi mujer en su recorrido informándoles de todos los datos que estaban en nuestra mano. El resultado fue que pasamos una jornada magnífica donde dejamos correr la imaginación por épocas pasadas.
 Calañas, 2011

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