miércoles, 25 de octubre de 2017

Mi cumpleaños y mi retiro

Hoy, veinticinco de octubre, a las ocho y media de la mañana, hace 65 años que vine al mundo, en Huelva, en la Clínica " Población " de la calle Rafael López número 2 (hoy hay una Clínica Podológica). Según me contaba mi madre, la tarde del día 24, día de San Rafael, cogió el tren en la estación de Calañas, donde para subirse tuvo que ser ayudada por Enrique el que estaba en la Cantina de Dolores, y camino de Huelva para dar a luz a un niño que pesó cerca de los cinco kilos. Por eso, hoy es mi cumpleaños y también, por ser 65, me jubilo, me retiro (argot militar).


Pasados siete días, de regreso a casa, a Calañas. 
Años maravillosos de vida infantil en la Escuela donde tuve de maestros a Don Benito Tornero, Don José María Noriega y Don Joaquín Parrado. Luego la Academia donde estudié hasta cuarto de bachiller elemental. Me llevaron interno al Colegio Menor San Pablo de Huelva donde hice quinto y sexto de bachiller superior. Empecé a prepararme las oposiciones de Administrador de Correos y Telégrafos hasta que ingresé voluntario para hacer la mili en el Regimiento de Infantería Granada nº 34 de Huelva, un 14 de octubre de 1971. Decido seguir en el Ejército y llegan los sucesivos ascensos y los consiguientes destinos (Huelva, Tremp (Lérida), Madrid y Sevilla) desde esa fecha hasta el mes de junio de 1996 en que paso a la Reserva con carácter voluntario. 
Entre mi vida profesional, debo encajar mi vida personal, donde incluyo la música, el canto coral, las publicaciones, la investigación sobre cosas de Calañas, las Hermandades, la horticultura, etc. 
Vamos, que no me quejo ni me he aburrido. Creo que hasta hoy, día de mi jubilación, he aprovechado el tiempo de vida de forma excesiva, pero gustosa, aunque haya tenido algunas resultas no deseadas, pero ya asumidas.

 

Ahora, espero que nada haya cambiado, sólo que tengo un año más cumplido y si Dios quiere seguiré haciendo mi vida como hasta ahora y lo que el cuerpo me vaya permitiendo. Quiero seguir disfrutando de mi familia, de mi pueblo, de mis amigos y de todas las personas que me aceptan como soy.

CALAÑAS, 2017

miércoles, 11 de octubre de 2017

El Cementerio Municipal de Calañas



Sabemos que hasta finales del siglo XVIII y como en todas las poblaciones españolas, los enterramientos se efectuaron en el suelo de nuestra Iglesia. Por razones de salubridad pública, la Real Cédula de 1787 aconsejaba a los poderes públicos y eclesiásticos el abandono de dicha práctica, y se construyeran sin demora "cementerios campales" a cierta distancia del casco urbano de las poblaciones, a fin de evitar los trastornos de salud pública que la anterior práctica conllevaba. El 18 de diciembre del año 1807, Don Diego José Roldán, cura más antiguo del lugar, y el Cabildo Municipal  acuerdan que como se hallaba en Calañas el maestro alarife de la Catedral de Sevilla, Juan Blanco, realizando obras en la Iglesia parroquial, sea éste quien señale el lugar apropiado para la instalación del nuevo cementerio y evalúe los gastos de dicha edificación. Debido a esto. el notario eclesiástico de la localidad redacta el siguiente acta:

" En dicha villa, día, mes y año, habiéndosele hecho saber al maestro Juan Blanco concurriese con sus mercedes para el fin propuesto.., pasaron sus mercedes, acompañados de dicho maestro, por ante mí, el notario, a reconocer y a elegir el sitio más cómodo por todo el ejido de ésta Villa, y después de haberlo visto, convinieron sus mercedes, con dicho maestro, elegir para cementerio y enterramiento el sitio que llaman del Santo, pegado a la ermita de San Sebastián, cuya ermita puede servir de capilla, y señaló para el cementerio treinta varas en cuadro, su altura cuatro varas y media y dos tercias de anchura, y se evaluó su costo en 30.000 reales de vellón." 

Los entonces alcaldes de Calañas, Don Pedro Romero Santos y Don Juan Díaz Romero, le envían al cura Don Diego José Roldán la siguiente comunicación el seis de marzo de 1808:

Sr. Don Diego José Roldán:
Como alcaldes que somos de éste lugar, hemos recibido el oficio que se ha servido dirigirnos, de fecha primero de marzo del corriente, relativo a la construcción del cementerio y sobre su contenido a nombre de todo éste Ayuntamiento, entre quienes habemos (sic) tratado los puntos que dicho oficio comprende, uniformemente decimos que, desde luego, por lo respectivo al sitio destinado y demarcado detrás de la ermita de San Sebastián y San Roque, no hay el más leve inconveniente en que dicho sitio sea donde deba hacerse, y por lo tanto téngase concedido por éste Ayuntamiento.., pero en lo que respecta a ayudar para la obra con parte del caudal de éste fondo, no podemos avenirnos en el día, por cuanto el destino de éstos fondos públicos están servidos a lo que únicamente previene el reglamento, sin poder hacer otro gasto alguno que él expresa, sin facultad y licencia del Real Supremo Consejo de Castilla; además de que por la continua calamidad de los anteriores años, se halla éste vecindario en lla mayor infelicidad, y éste Cabildo en los más estrechos apuros para poder satisfacer a las cargas precisas que debe a sus dependientes asalariados y demás gabelas a que están afectos, y no se halla a quien poder cobrar, por la suma pobreza que se toca en todos éstos vecinos, y tal vez se podría hablar en la materia con otros ánimos si vinieran años más abundantes que los que de presente se están experimentando.."

Desconocemos quien corrió con los gastos que conllevaba la realización de la obra del cementerio, ya que no hay documentos que lo aclaren. Creemos que sería el estamento eclesiástico, muy rico por aquellas fechas, el que debió aportar los 30.000 reales.
Así, a partir de 1808 los alcaldes y cura más antiguo del lugar autorizan su uso como Cementerio. No obstante en la Iglesia se enterró hasta el año 1.837.




El 28 de marzo de 1842, siendo Alcalde de Calañas Don Francisco Chaparro, reunidos en el Ayuntamiento un grupo de vecinos para tratar del destino de la inversión de cierta cantidad que se encuentra en poder de la Corporación procedente de la venta del crédito del Papel correspondiente a Diezmos de los años 1837 y 1838, cuyos legítimos dueños no pueden depurarse sus verdaderos acreedores ni mucho menos la de otros fondos procedentes del empréstito que éste Pueblo hizo en los años 1813 y 1814 al Consulado de la ciudad de Sevilla para atender con él al ejército destruido en aquella época, se decide con ellos la construcción de un Cementerio.











En el mes de mayo de 1886 se decide la construcción del nuevo Cementerio encargándose el proyecto al arquitecto provincial Don José Gallego Díaz. El emplazamiento será en el cercado de Don Bartolomé Vélez Baquero, junto al camino de La Coronada, siendo su contratista Don Sebastián Borrero Marroco.

El día 1º de noviembre de 1889, se inaugura el Nuevo Cementerio.

El 25 de septiembre de 1897 se trata del estado ruinoso en que se encuentra el Viejo Cementerio, acordándose la construcción de una fosa común para recoger los restos que se encuentren dispersos. En enero del año siguiente (1898), se acuerda reparar las bóvedas de la Iglesia del Viejo Cementerio.










Está situado al sur de la población, junto a la H-141, sobre un terreno sensiblemente plano, con suave pendiente hacia el fondo. De trazado rectangular, mantiene un primer recinto, en el que se disponen pandas de nichos, un segundo patio en cuyo fondo se levanta la Capilla, y tras ella un tercer recinto, con entrada independiente, para disidentes. Lo rodea una cerca de fábrica enjabelgada, con molduras de ladrillo visto y remates de "flambeaux" cerámicos. En el frente de acceso, la cerca es baja, con zócalo y pilastras de ladrillo, estas últimas con entrecalles y remates cerámicos. La portada tiene frontón triangular y combina la cal y el ladrillo visto. Reja metálica entre pilastras. El primer patio está delimitado por otro frente posterior. La vegetación cuenta con cipreses corpulentos y trébol tapizando el resto. Hay unas pequeñas dependencias en los muros laterales a la altura de la división entre patios. En el segundo recinto predominan los enterramientos en el suelo, alternando series de niños y adultos, con nichos en todo su perímetro. El lapidario se está renovando, destruyendo o reutilizando lápidas, algunas de interés. El cementerio protestante posterior se halla hoy incorporado, mediante un paso. Su ampliación se produjo el año 1927.




La familia del actual enterrador, Juan José Márquez Pérez, ha ejercido durante décadas éste mismo oficio.

CALAÑAS, 2017