El paso del tiempo nos va haciendo ver las cosas desde prismas diferentes a como las veíamos antes y tal vez nos preocupamos por detalles que antes nos pasaban inadvertidos, aunque también creo que el que tiene una forma de ser y manifestarse dentro del contesto social donde se desenvuelve reacciona ante cualquier contingencia igual a los treinta que a los sesenta. También es cierto que nuestro comportamiento está determinado por el entorno social en el que nos movemos.
Desde que nacemos sentimos necesidad de saber y aprender y lo vamos acomodando para aprovecharlo en beneficio propio. En distintas etapas vamos imitando para aprender a hablar o caminar, a comportarnos, etc.
Al principio serán nuestros padres los encargados de guiarnos en esa etapa, después será en la escuela donde se continuará esa misma tarea. La familia es el núcleo fundamental que condicionará el comportamiento de una persona.
Hecha ésta pequeña reflexión, ésta entrada tiene la finalidad de llamar la atención sobre la pérdida casi total de valores y de normas básicas de convivencia, que incluyen el respeto, la educación oral, los malos gestos, el buen hacer, la ayuda a los demás, etc. que vengo observando desde hace tiempo en nuestro pueblo. Éste gran defecto se acentúa aún más en los niños, lo que viene a demostrarnos que las bases donde debe fundamentarse y labrarse su educación está fallando. Seguramente algunos culparán de esto a los maestros, pero caen en un tremendo error pues pienso que la escuela debe ser la continuaciòn del camino que nos corresponde iniciar en la propia casa, en la familia.
De nada sirven los carteles de consejo o prohibición, entendemos poco de mandatos, actuamos de manera espontánea, mal aprendida, y de ahí los resultados.
Retomemos las cosas buenas que los mayores aprendimos e inculquemóselas a los menores, esas que ahora suenan a chino (reglas de urbanidad, buenos modales, de comportamiento, etc)
CALAÑAS, 2017
De nada sirven los carteles de consejo o prohibición, entendemos poco de mandatos, actuamos de manera espontánea, mal aprendida, y de ahí los resultados.
Retomemos las cosas buenas que los mayores aprendimos e inculquemóselas a los menores, esas que ahora suenan a chino (reglas de urbanidad, buenos modales, de comportamiento, etc)
CALAÑAS, 2017
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