¿ Fue desde sus orígenes Calañas el nombre del pueblo o tuvo otra denominación?
Las siguientes consideraciones han sido extraídas de un artículo publicado en la Revista de Feria de 1.993 y cuyo autor es Don Antonio Ramírez Borrero, que como él mismo dice, es una teoría que el lector puede o no compartir.
Según expresa el Diccionario Filológico de Corominas, el topónimo Calañas, supone hoy por hoy un enigma lingüístico.
Al haber encontrado en el legajo 138 (Interrogatorio de Calañas de 1770) del Archivo Municipal de Calañas, la siguiente referencia:
“La población de éste lugar alcanza a setecientos vecinos de todas las clases, se llama Calañas, corrompido, según dicen, porque su verdadero nombre y primitivo nombre fue Cavañas (sic), tomando la etimología de las muchas casas y montes que había en su término y limitación, para posteros y apriscos de los ganados, pero en el archivo no se encuentra semejante denominación y en todos los instrumentos se intitula Calañas”.
El autor del anterior texto, apoyándose en la tradición, establece las siguientes consideraciones:
1º Que el término se llama Calañas, pero que “su verdadero y primitivo nombre fue Cabañas (escrito con uve por un error ortográfico del escribano).
2º Que el topónimo calañas es un término corrompido, esto es, un vocablo cuyo significante ha sufrido una alteración en el transcurso del tiempo.
3º Que en el Archivo Municipal de la villa no se halla ningún documento que acredite que el primitivo nombre del lugar fuese “Cabañas”
Una vez expuestas éstas afirmaciones del escribano de Calañas de 1.770, el autor del artículo hace un análisis sobre cómo pudo evolucionar el vocablo anterior hasta el de ahora: Calañas.
- El término Cabañas, se corrompió debido a la transformación que en su origen sufrió el vocablo por medio del uso de la escritura procesal, pudiendo ocurrir lo siguiente:
Los primeros textos documentales sobre el lugar de Calañas se encuentran en el Archivo de la Casa Ducal de Medina Sidonia, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), a cuya jurisdicción perteneció Calañas en 1.369. Gran parte de esa documentación se halla escrita en letra cortesana y procesal, cuyos caracteres presentan una cursividad acentuada, tendiendo a la deformación de las grafías.
Podríamos apuntar que la alteración que experimentó el vocablo se produjo probablemente porque la grafía “b”, intervocálica de la palabra, debido a la escritura procesal, se deformó ampliamente, y se confundió con la letra “ele”. Si como afirma Menéndez Pidal en su Gramática de la Historia, es imposible que el fonema “b” evolucione fonéticamente al fonema “ele”, dicho paso pudo haberse efectuado en el campo de la escritura, debido a un error constante practicado posiblemente por los primeros escribanos del Condado de Niebla o por el de otras instituciones, primero en la escritura del término y después en la lectura del mismo.
Poco a poco el término Cabañas, cuya deformación debió iniciarse en el siglo XV, se fue olvidando en el transcurso del tiempo, prevaleciendo sobre el anterior, el “corrompido” Calañas, que se consolidaría en las primeras décadas del siglo XVI.
Tal vez podamos esclarecer la duda real que se plantea sobre los orígenes del nombre de nuestro pueblo, si algún día podemos visitar el citado archivo Ducal de Medina Sidonia y revisar la documentación correspondiente a los siglos XIV y XV donde con toda probabilidad aparezca el término “Cabañas” en la mayoría de los documentos de la época para designar a la moderna localidad de Calañas.
El autor del libro, "Calañas, un trozo de Andévalo", Cristóbal LLanes, ha estado investigando sobre la certeza o no de alguna de las hipótesis expuestas anteriormente sobre los orígenes del nombre de nuestro pueblo, siendo ayudado en las mismas por el Catedrático de Historia Moderna Don Francisco Núñez Roldán, habiendo conseguido los datos que a continuación se relatan:
- Del Tomo I (Edición Paleográfica) años 1.474-1.477 del TUMBO DE LOS REYES CATÓLICOS DEL CONCEJO DE SEVILLA (Edición de la Universidad Hispalense dirigida por Don R. Carande y por J. de M. Carriazo): Página 150. Carta del Pedido et doze monedas, fechada en 29 de abril de 1.476.
Página 156. Se relata lo siguiente:
“ a vos la villa de niebla e la torrecilla e fanacias e cabannas e arcaría de juan péres e vegas e veas e trigueros e luçena e el portezuelo e Rociana e naubreras e callejón sus lugares . dosientas e siete mill e cuarenta mrs.”
- Del Tomo II (Edición Paleográfica) años 1.477-1.479 del TUMBO DE LOS REYES CATÓLICOS DEL CONCEJO DE SEVILLA (Edición de la Universidad Hispalense dirigida por Don R. Carande y por J. de M. Carriazo): Página 9. Carta sobre lo segundo del 2º Pedido , fechada en 10 de marzo de 1.477.
Página 12. Se relata lo siguiente:
“ a vos el conçejo de la villa de Niebla e La Torrecilla e Faramia e Cabañas e Alcaria de Juan Peres e Vegas e Veas e Trigueros e lucena, ocho, e El Portezuelo e Roançete, e Nabares e Callejón, sus lugares, sesenta e nueve mill e tres maravedíes.”
Página 170. Se relata lo siguiente:
Página 173. Se relata lo siguiente:
Estos documentos presentados anteriormente se encuentran archivados en la Biblioteca del Rectorado de Sevilla. De los mismos se han hecho fotocopias que se encuentran en poder del autor de la investigación. Podemos concluir apuntando sobre la veracidad de la teoría expuesta por Don Antonio Ramírez Borrero y que se expone al principio de éste título.
La siguiente consideración sobre la letra "ñ" puede aportar también alguna luz sobre los escritos anteriores del Tumbo de los Reyes Católicos:
" La línea que aparece sobre la letra Ñ tiene un nombre que pocos conocen. Aunque la mayoría de las personas se refieren a la línea sobre la Ñ como "la rayita", "la colita" o "el palito", existe un término técnico que rara vez se enseña en las escuelas. ¿Sabes cómo se llama la rayita ondulada que lleva encima la Ñ? Tilde o virgulilla". Además, la letra Ñ tiene una historia fascinante. En el latín, idioma del cual derivan las lenguas romances, no existía la Ñ y se utilizaba "NN" para representarla. Fue en la Edad Media cuando se creó la Ñ para abreviar esta combinación.
La "eñe": símbolo del español y su fascinante historia.-
Su origen se remonta al latín vulgar y a la evolución de ciertas combinaciones de letras como "ni", "gn" y "nn" en las lenguas romances, incluyendo el castellano, francés e italiano. Aunque no exclusiva del español, la "ñ" es su emblema cultural y lingüístico.
En la Edad Media, los escribanos crearon la grafía "ñ" como abreviatura de "nn" al añadir una virgulilla sobre la letra para ahorrar espacio. Alfonso X el Sabio consolidó su uso en el siglo XIII, y la Gramática Castellana de Antonio de Nebrija (1492) formalizó su estatus. En 1803, la Real Academia Española la reconoció como una letra independiente en su diccionario."
Otras consideraciones sobre el origen del nombre de nuestro pueblo han sido publicadas en la Revista de la Hermandad de Ntra. Sra. la Virgen de la Coronada de 2006 y su autor es don Rodrigo Tejada Romero, y que como muy bien dice prefiere la opinión fundamentada de los eruditos, máxima que respetamos:
- En la Biblioteca de la Catedral de Santiago de Compostela se puede admirar un antiguo atlas abierto por la comarca del Andévalo y en el centro de cuyo mapa se encuentra "Calannas", manera de escribir la letra "eñe" a comienzos del siglo XIII y que derivaría en la actual "ñ".
- Don Rodrigo Amador de los Ríos, en su libro "Catálogo de los Monumentos Históricos y Artísticos de la Provincia de Huelva" nos habla tanto de la antigüedad de Calañas como de la procedencia de su nombre. En relación a la procedencia del nombre, se argumenta de la siguiente manera: "Calañas es centro importante minero, casi en del territorio de la Provincia está situada la villa de ése nombre, que parece en su primera parte de formación arábiga ( Calaâ) con relación a los restos de fortificaciones que aún subsisten en elevada altura al SO., sin duda alguna".
CALAÑAS, 2023
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