martes, 13 de febrero de 2018

LA RELIGIÓN EN LA COMARCA DEL ANDÉVALO (II)



De forma paralela a la aparición de ermitas, están otros centros de culto como son los humilladeros, calvarios, templetes y capillas. Estas aparecen en la Edad Moderna y se extienden por ciudades y pueblos siendo objeto de cultos y rituales por parte de la feligresía. En el Andévalo podemos destacar de éstos elementos urbanísticos las cruces en Puebla de Guzmán, marcos de azulejos representando las estaciones en Villablanca, la Vía Sacra en Alosno devoción al Cristo de la Columna, los cruceros emplazados a la entrada o salida de los pueblos o en la ermita de San Benito en El Cerro, elementos que luego se trasladaron al interior de la población, dando lugar a las típicas cruces de mayo.

No podemos olvidar que al margen de las devociones citadas, quedan las impuestas oficialmente por el estamento eclesiástico como titulares de parroquias casi todas vinculadas a acontecimientos de la vida de María (en Calañas, Ntra. Sra. de Gracia) y en muy pocos casos de la vida de Cristo o miembros de su apostolado, pero todos sabemos que la mayoría de éstas devociones no gozan de la popularidad de sus patronos. Las órdenes religiosas también expandieron sus  respectivas advocaciones a lo largo de los pueblos del Andévalo (franciscanos con Inmaculada, dominicos con el Rosario, carmelitas con el Carmen, etc.) (En Calañas hubo una hermandad del Rosario y otra del Carmen en 1622). Los santos, aunque con menos repercusión, también aparecen con sus condiciones de sanadores o dispensador de favores y milagros, siendo en el Andévalo los ejemplos más claros los de San Benito, Santa Bárbara y San Sebastián (que acaparó multitud de pueblos, entre ellos Calañas), santos que tuvieron sus ermitas (en Calañas, la de los Santos Mártires (San Sebastián y San Roque) hoy futura Sala de duelos).


A partir del siglo XVI se revitaliza la celebración de la Semana Santa a través de la fundación de las cofradías de penitencia, sacando las imágenes de Pasión de Cristo a la calle. Luego serían los Cristos y las Vírgenes en sus andas con acompañamiento de hermanos de luz en el cortejo, disciplinantes aplicándose sus penitencias, figuras de armados, etc. buscando el mayor lucimiento posible. Las hermandades y cofradías son instituciones canónicas de seglares autorizadas por la autoridad eclesiástica, que surgen con el propósito religioso de dar mayor realce y permanencia al culto de determinadas imágenes y a la expiación de culpas, cumpliendo algunas a su vez otras funciones de carácter asistencial, defensas de grupos o apoyo mutuos.

Aparecen a su vez las Hermandades Sacramentales (en Calañas fueron redactadas su Reglas en 1557) . Su programa de cultos se centraba en la celebración del Corpus y su octava, fiesta solemne los terceros domingos de cada mes con misa cantada y procesión en el interior del templo. Otras hermandades paralelas fueron las de Ánimas, dedicadas a la celebración de sufragios por las almas que habían de sufrir un período de purificación antes de pasar al Paraíso (también hubo una en Calañas en el siglo XVI) y las de la Vera Cruz (existía en Calañas en 1574, año en que reforma sus Reglas). Un segundo grupo de cofradías vendría conformado por las del Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad, que aparecen a mediados del XVI y permanecen hasta finales del XVII (casos de Valverde del Camino, Villablanca, Villanueva de los Castillejos, siendo algunas de ellas retomadas con la fundación de hermandades que toman su herencia. En un tercer grupo podemos encuadrar las cofradías de Jesús Nazareno, que hacían su estación de penitencia la madrugada del Viernes Santo (en Calañas procesionó el Nazareno hasta 1930).



Tras la crisis de la vida cofrade provocada por la guerra civil, el anticlericalismo y la posguerra, llegó la recuperación de alguna de esas antiguas cofradías, como el caso de Calañas, donde en los años 50 resurge el fervor popular con la reaparición de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la fundación de la Hermandad Obrera de Caridad y Penitencia, conocida como "la de los mineros", que tenía como titulares a Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima en su Amargura.

En la recta final del siglo XX hay un resurgimiento cofrade en la mayoría de  las poblaciones del Andévalo, fundándose hermandades como la Jesús Nazareno en El Cerro (1970), la del Señor de la Columna en Alosno (1981), Nuestra Señor del Mayor Dolor también en El Cerro (1983), en Alosno la Unión Pía de Nuestro Señor de la Sangre y María Santísima en su Soledad (1986), en Calañas se refunda la hermandad de Caridad y Penitencia (1988) realizando su estación de penitencia la tarde noche del Jueves Santo. En algunos lugares, la carencia de hermandades se suple con la colaboración de grupos y parroquia para celebrar, aparte oficios litúrgicos, cultos como Viacrucis sacando imágenes en cortas procesiones como el Cristo de la Vera Cruz (Calañas), Crucificado y Virgen de los Dolores (Cabezas Rubias, El Granado o Santa Bárbara de Casas).


En el Andévalo, donde la población era principalmente minera y agrícola, nos haría pensar que era poco afecta a las consignas eclesiales y por tanto practicante de una religiosidad poco influida por los eclesiásticos, lo cual no quiere decir que no fueran religiosos. Todos sabemos que la participación en los cultos era muy fría, sobre todo en los hombres, ya que pensamos que las cosas de la Iglesia son propias de mujeres, y además se daba más importancia  a la parte folklórica de los mismos que a la celebración de la Eucaristía en la mayoría casos.



Podríamos concluir diciendo que:

- Es destacado el marianismo de la comarca del Andévalo, junto a una presencia de santos y la casi totalidad ausencia de Cristos.

- Se observa un predominio de las mayordomías y una escasa presencia de hermandades históricas.

- Hay una ausencia de devoción totalizadora que incluya a toda la comarca del Andévalo, si bien existen tendencias de aumento de participación en algunas devociones concretas.

- Vemos la presencia de grupos folklóricos (danzaores) que intervienen en los actos rituales religiosos más notables de las romerías y procesiones, que ejecutan entorno al símbolo sagrado.

- Hay un predominio de lo festivo y lúdico sobre lo religioso.  

CALAÑAS, 2018



       


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