Tomando como base y principal
fundamento de ésta entrada el Artículo de Don Manuel Sánchez Pérez publicado en
la Revista de la Virgen de la Coronada del año 1998 titulado "Las Posá",
me permito hacer una síntesis del mismo y añadir algunas fotos o datos tomados
de otras fuentes, para hacernos ver la importancia que tuvieron y que tienen
para los calañeses esas casitas localizadas al principio del núcleo urbano, en
la margen derecha según bajamos de Calañas a Sotiel Coronada.
El término "posá" está
definido de forma similar en cualquiera de los diccionarios que podamos
consultar. Así, la Real Academia Española, la define como " establecimiento
económico de hospedaje que solía servir de aposento destinado a albergar
viajeros, en ocasiones sus carros, caballerías, etc." y en la Enciclopedia libre
Wikipedia podemos leer algo similar: "establecimiento
ubicado sobre rutas lejos de las ciudades donde los viajeros pueden encontrar
alojamiento y usualmente comida y bebida. Sirven como lugares de encuentro de
viajeros y lugareños. En ellas se daba alimento y descanso a los animales que
llevaban a los viajeros".
Ésta
segunda definición se aproxima más al cometido que realizaron "nuestras Posás".
Según
Sánchez Pérez, existen desde principios del siglo XVIII, y eran un punto
obligado de descanso para arrieros, viajeros, profesionales de todos los
oficios ambulantes que se adentraban por los difíciles caminos desde Sevilla al
Condado y luego hacia Extremadura y Portugal y viceversa. Éste obligado enclave
era cita de caminantes y referencia que señalaba a Sotiel en los mapas de
nuestra red de caminos reales.
Según
decía nuestra poetisa Doña Isabel Tejero de los Reyes en la página número 24 de
su libro Memorias de Calañas, el ermitaño Tío Juan Manuel era propietario de
una de las Posás.
Éstas
Posás, de grandes puertas, tenían enormes chimeneas de campana y en su parte
trasera había unos barracones de madera que eran las cuadras para las
caballerías. Acogían a lateros, esquiladores, talabarteros, afiladores,
paragüeros, arrieros que contrabandeaban con Portugal y otros que acarrearon
harina maquiladora desde los molinos del Odiel.
En
nuestra historia reciente, casi todos los romeros hemos hecho una parada
obligada en las Posás y también las Hermandades lo utilizan como punto de
referencia donde hacer los preparativos de la entrada de la Virgen en Sotiel.
El
pequeño bar instalado en la casa de José María y Mateo, donde su madre nos
deleitaba siempre con un excelente café de puchero y una fresca ración de agua
del pozo del corral, era lugar de reposo y cante, donde la familiaridad y la
dádiva eran elementos cotidianos de cada romería. Ahora, el Bar La Adelfa,
suple aquellos menesteres tan deseados por el romero, haciendo que el lugar
mantenga su compromiso histórico con el viajero o caminante.
CALAÑAS, 2015