Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio), el Archivo General de la Administración rescata la Fiesta del Árbol de entre sus fondos, una celebración cuyo objetivo era inculcar el respeto al Medio Ambiente con un fin patriótico y cívico, en la línea de los proyectos regeneracionistas de fines del siglo XIX y principios del XX. El desarrollo de esta festividad implicaba la participación de todos los sectores de la sociedad local entre los que destacaban los niños y las niñas como protagonistas.
El origen en España data de principios del siglo XIX. Villanueva de la Sierra (Cáceres) fue la primera localidad que celebró esta festividad, en 1805. No obstante, esta iniciativa a favor de la defensa de la naturaleza fue reconocida mediante el Real Decreto de 11 de marzo de 1904, pero todavía no estaba como instaurada en todo el Estado, ya que no fue hasta el Real Decreto de 5 de enero de 1915 cuando adquirió carácter nacional y obligatorio para todos los municipios del país y se instaura en todo el territorio del Estado de “manera oficial”, de la siguiente manera: “se instauró en todo el territorio Español la Fiesta del Árbol, mediante Real Orden del Ministerio de la Gobernación, y una Real Orden del Ministerio de Fomento, obligando a cada ayuntamiento a fijar el día de celebración mediante sesión ordinaria del pleno municipal”
Con esta celebración se quería difundir la importancia de los árboles como reguladores del ciclo del agua, protectores contra la erosión, y moduladores del paisaje.
La “Fiesta del Árbol”, no tiene una fecha en común para su celebración, según el país, pueblo, comarca o zona se celebra en una fecha o en otra…aunque antes quizás fuese más la primavera la época escogida para ello…
Los preparativos de la fiesta incluían en cada edición la elección de invernaderos y tipos arbóreos y la selección de los terrenos de plantación. Estos últimos eran escogidos según las necesidades de la localidad, siendo frecuente la elección de montes comunales, parques, zonas ajardinadas o de paseo.
En otros lugares, la elección del tipo arbóreo se basaba en cuestiones como el rendimiento económico de las futuras plantaciones, tal y como aparece en alguna de memoria de ayuntamiento, como por ejemplo el de Santa María de Cayón (Cantabria, 1926-1927), donde se alude a la importancia de la Fiesta del Árbol como motor económico de la localidad con la plantación de árboles frutales, cuya propiedad sería del niño que lo plantase.
Los gastos derivados de la celebración de la Fiesta del Árbol debían consignarse en los documentos de gestión económica de los municipios.
No siempre fue una fiesta de interés general. La falta de recursos destinados al evento a consecuencia de la desidia de las autoridades locales fue la queja principal entre el funcionariado local.
No hay que olvidar el contenido pedagógico de la celebración, donde los protagonistas eran los niños. A la par de la reglamentación de esta festividad surgió una literatura específica, a través de la cual se proponían actividades a desarrollar durante la celebración. El programa de la festividad contaba con un acto protocolario que se dividía en varias partes. En primer lugar, el alumnado de las diferentes escuelas se desplazaba al lugar seleccionado para la plantación. En ese desplazamiento a pie se cantaban canciones acompañados de la banda de música municipal. Después se procedía a la plantación de los árboles. Tras esto, intervenían las autoridades locales y, de nuevo, la banda de música. La Fiesta generalmente se prolongaba durante todo el día, de manera que, tras la plantación y los discursos oficiales, se realizaban representaciones teatrales por los niños que amenizaban la velada. Por último, se les ofrecía una merienda a los participantes a cargo del erario público.
Numerosos autores de la época escribieron sobre la Fiesta del Árbol, pero rescatamos la labor de Ezequiel Solana Ramírez (1863-1932). Pedagogo, maestro nacional, autor del opúsculo La Fiesta del Árbol (1915).
La Fiesta del Árbol fue cayendo en desuso, al menos hasta mediados de la década de 1960, fecha a partir de la cual se va retomando su práctica.
Debemos mencionar la tarea realizada por el Cuerpo Nacional de Ingenieros de Montes encargados de implementar técnicas de reforestación por toda el área geográfica del país.
En nuestro pueblo, el día 22 de octubre del año 1927, siendo Alcalde de Calañas Don Julián Romero Gento, en sesión ordinaria de pleno de la Corporación Municipal, en uno de sus puntos y a fin de dar cumplimiento a la Real Orden citada anteriormente, se acuerda la celebración en el primer domingo del mes de febrero de 1928 de la Fiesta del Árbol.
De momento no he conseguido datos relativos a la celebración de ésta fiesta, que sin duda llegaría a realizarse y de la que se dará debida información.