Aprovecho ésta ocasión para agraceder a los
familiares de Don Manuel Sánchez Pérez
(qed) la oportunidad que me brindaron de
ordenar sus archivos y la de tomar notas de
ellos e incluso tomar para mí los documentos
que tenía duplicados. Ésta tarea me ha
ocupado varios meses dado la gran cantidad de
datos manuscritos, revistas, recortes de
prensa, etc. que tenía en un baúl en su casa
de la Barriada Virgen de España.
Poco a poco sacaré a la luz todo aquello que
considere y que fue su pasión a lo largo de
su vida. Gracias Manuel.
LA MINA SANTA MARINA
Hace unas pocas fechas hice ésta entrada basándome en unos apuntes del archivo de Don Manuel Sánchez Pérez y otros datos de mis apuntes sobre registros mineros caducados. Hoy, diez días después, averiguo que en la Revista de Feria de Calañas de 1996, Don Sebastían Rodríguez Rodríguez, escribió un artículo con el mismo nombre que mi entrada (denominación casual por mi parte), del que por su amplitud y cantidad de datos relatados me parecen merecedores de sustituir en gran parte a los anteriores.
El inicio de la actividad minera del manganeso en la provincia de Huelva según Joaquín Gonzalo y Tarín, tuvo lugar en el año 1858, sobre dos minas del término municipal de Villanueva de los Castillejos, continuando después con otras explotaciones en el mismo término y en el de Puebla de Guzmán.
El primer registro minero de manganeso data del 28 de
febrero de 1859, para la mina “La Virgen de Bella”, cuyo
solicitante fue D. Modesto Sánchez. El último tuvo lugar el 4
de julio de 1974 para la mina “San Cristóbal”, solicitado por D.
Pedro Ponce Ponce.
En Calañas, la minería del manganeso se inicia también en el
año 1859, con una solicitud de licencia al Ayuntamiento para
calicatar (técnica de prospección empleada para facilitar el
reconocimiento geotécnico y otros de un terreno) en una mina
denunciada (abandonada) y situada en "La Peña del Moro"
(se encuentra en la Vereda de Los Milanos).
En el mes de abril del año 1873, se reciben en el
Ayuntamiento de Calañas varias quejas de vecinos por los
trabajos y laboreo de reconocimiento que estaban llevando a
cabo Juan Manuel Llanes y Justo Garrido Moniz en la "Mina
Puerto Rico" (mina registrada con el número 03000 y cuya
explotación comenzó el 1/2/1873 y terminó el 17/1/1878).
Ésta mina estaba enclavada según el registro en el centro del
pueblo de Calañas, teniendo el punto de partida en el pozo de
la calle de Juan Manuel Llanes, abarcando sobre todo la
Iglesia y la Casa del Ayuntamiento y casi todo el pueblo. Los
trabajos comienzan en el cortinal contiguo, tras el corral de la
Escuela Pública y justo en la calle Cañada Chica, dirección a
la casa de Alonso Vélez Estévez, por lo que hubo de
atravesar la calleja de uso público, lo que provocó la protesta
de los vecinos. El ayuntamiento acuerda en sesión celebrada
el 12 de abril de ese año suspender los trabajos en dicha
mina, así como el registro del terreno dando cuenta al
Gobernador de la provincia, quien a los siete días ordena al
Ayuntamiento no suspender los trabajos citados. El
Ayuntamiento se mantiene firme y desafiando a la autoridad
provincial decide unánimemente no dar cumplimiento a dicha
orden, dado los perjuicios que ocasionaba a la población
, contestando al Gobernador en esos términos. En el mes de
septiembre y ante una nueva Corporación, el Gobernador
vuelve a reiterar se autoricen los trabajos en la mina Puerto
Rico, pero el nuevo Ayuntamiento decide seguir con la
paralización de la misma. En la Sesión celebrada el 22 de
noviembre de 1873, el Concejal Síndico expone que según el
Boletín 66, la demarcación debía llevarse a cabo por el
ingeniero Don Joaquín Gonzalo Tarín en uno de los días 12 al
19 de ese mes. Días más tarde la Corporación vuelve a
dirigirse a Gobernación exponiendo que no podrá llevarse a
cabo la explotación de la mina por los trastornos y
perturbaciones que se originan al vecindario y pidiendo
se declare nula la demarcación del Sr. Tarín. El 29 de
diciembre de 1873 se emite por el Gobierno Provincial una
orden desestimando la propuesta del Ayuntamiento. El 3 de
enero de 1874, por unanimidad, la Corporación decide
dirigirse al Ministro del ramo con una exposición detallada de
todos los antecedentes relativos a la concesión minera. Aquí
terminan las noticias relativas a éste caso en el siglo XIX.
En el mes de noviembre de 1936, con motivo de la alineación
de la Calle Murillo (antes Puerto de Aspa), aparece un
denuncio minero en pleno centro del pueblo y a pocos metros
de la Iglesia (sabemos que nuestra Iglesia está construida
sobre un promontorio de mineral con un afloramiento de
manganeso y que parte de las piedras utilizadas en sus muros
y torre salieron del desnivel del terreno). Con éstos datos, la
Corporación Municipal acuerda por unanimidad facultar al Sr.
Alcalde para que se pudiera obtener el título de propiedad
minera . Se crea una Sociedad Gestora que represente al
Ayuntamiento y en su nombre Don Alfonso Morales Rellán
realiza la inscripción en el Consejo Regulador de Minerales
con la Signatura 07933/019 Municipio Calañas con el nombre
de Santa Marina Mineral Manganeso el día 4/12/1936 con
número de expediente 12886, siendo Alcalde Don José Caro
Santos. Ésta tomaba como punto de partida la esquina Este
de la Iglesia Parroquial, se miden 25 metros en dirección
Norte y se coloca la primera estaca. De ésta manera se
miden 200 metros en dirección Este y se coloca la segunda
estaca. De la misma forma, 100 metros en dirección Sur
colocando la tercera estaca y de ésta en dirección Oeste se
midieron 400 metros colocando la cuarta estaca y de ésta en
dirección Norte se miden 200 metros llegando al punto de
partida y cerrando el perímetro de las cuatro hectáreas
solicitadas.
El 23 de marzo de 1937 llega a Calañas un ingeniero del
Cuerpo Nacional de Minas acompañado de un ayudante para
efectuar la demarcación del Registro minero Santa Marina,
informando al Sr.Alcalde Don José Caro Santos de la
improcedencia de efectuar labores mineras en dicho registro
a menor distancia referente a calles y edificios que la que
marca el Artº 5º de Reglamento de 16 de junio de 1909 para
régimen de la minería, sin obtener el permiso del Gobernador.
La Corporación solicita la autorización al Gobernador y
nombra encargado de los trabajos al capataz facultativo de
minas Don Luis Albelda a la que le contestan el 23 de abril de
1937 por la Comisión de Industria, Comercio y Abastos, de la
Junta del Estado Español, imponiendo unas condiciones
especiales que resumidas serían que el concesionario debí
a respetar con sus labores un macizo protector a partir de la
superficie, presentar un proyecto de labores y rellenar las
partes excavadas en la forma que determinase la Jefatura. El
Ayuntamiento ante el gran paro obrero que padecía el pueblo
decide aceptar las condiciones especiales y ordena a su
agente en Huelva Don Agustín Jiménez presentar en el
Gobierno Civil el papel de pago al Estado para el título de
propiedad del indicado registro minero.
En el mes de julio de 1937, se realiza una visita a la mina
para informar sobre el proyecto de construcción de un polvorín
para cubrir las necesidades de la misma. Se haría el
polvorín, ya que en el mes de agosto del mismo año se recibe
una visita al polvorín instalado para informar de su
funcionamiento destinado a almacenar los explosivos
necesarios.Pronto llegan los problemas para la mina: la
escasa ley de los minerales, el coste de su producción, el bajo
valor en la época, el coste del transporte hasta la estación de
ferrocarril y sobre todo los perjuicios producidos a los
propietarios de las fincas urbanas que obligaban al
Ayuntamiento a indemnizarlos y el gran coste de los rellenos.
Todo ello hace que la Corporación el 17 de junio de 1938
solicite al técnico director de la mina que emita un informe
técnico y económico dado el déficit existente, decidiendo que
ese mismo mes cesen los trabajos de explotación basándose
en las dificultades económicas por las que atravesaba el
Ayuntamiento. El personal es colocado en la mina de La
Torerera y en el mes de agosto se rellenan los huecos
excavados.
A finales de 1941 y a instancias del Gobernador se ordena
poner en funcionamiento de nuevo la mina Santa Marina para
incrementar la producción nacional de manganeso, se vuelve
a realizar un plan de labores por el facultativo Don Javier
Forte Rico, natural de El Cerro de Andévalo. El 29 de enero
de 1942 es examinado ese plan y es aprobado por el
ingeniero de la Jefatura de Minas Don José Areba Solsona,
autorizando la explotación de la mina en las mismas
condiciones anteriores, para lo que se nombraría una
Comisión que gestionaría los trabajos.
En el año 1942 se recibe otra visita para intentar la
rehabilitación del polvorín (Datos del Ministerio de Industria.
Actividades Mineras. Expedientes de polvorines).
La primera partida de mineral que salió de ésta explotación
minera fueron 100 toneladas y fueron vendidas al Cónsul de
Bélgica en Sevilla, Don Camilo Perreau.
La explotación de ésta mina duró hasta el año 1945 (acuerdo
de Pleno de 14 de septiembre), aunque su propiedad se
mantuvo hasta finales de 1954, llegando a tener un gran
volumen de venta de mineral, sobre todo en la última etapa
de su explotación, de 325.054 pesetas.
Siempre se ha dicho que la mayor masa de mineral se
encuentra ubicada debajo del Altar Mayor de la Iglesia.
Una vez había finalizado la explotación, quedaron al
descubierto las bocas de mina, lugares que, según
narraciones de los que eran niños en la época y
residentes en esa zona del pueblo, utilizaban para jugar y
esconderse. Éstas bocas de minas estaban una
delante del
local donde estaba ubicada la Papelería La Golondrina y la
otra, que se comunicaba bajo tierra por un túnel, en la primera
de las casas (Casa de la familia Vargas) que había antes de
la remodelación de la Plaza.
Plano Plaza de Coronada Años 50 (realizado por Javier Casto Romero)
Bocas de la mina Santa Marina y el túnel
Boca de mina
CALAÑAS, 2020
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